martes, 7 de febrero de 2012

Escapando de la realidad.

En un reino no muy lejano de aquí hay un gran mundo, algunos dicen que es un mundo paralelo ya que todo es diferente, no sabría decirles si es real o no, sólo sé que un día fui de visita y sueño con volver a ir y ver a todos los seres que allí viven. Todo allí es diferente, no sé que me llevó allá, si fueron copas o cigarrillos, no sé si fue un error pero ha sido lo mejor que me ha pasado, les contaré:

Todo comenzó en una fiesta, tenía demasiados problemas, mis padres habían discutido la semana anterior, ella lo culpaba de todas las diferencias de la familia y estaba molesta, él intentaba calmarla pero nada funcionaba, ella dijo cosas que no tenía y mi padre hizo cosas que no debía y así fue como a mis cortos 15 años perdí al único hombre que me apoyó siempre, sin contar claro a mi ex con el que estuve 13 largos meses. Mi vida era un total caos, pero allí estaba como siempre de fiesta tratando de evadir mis problemas.

Quizás se me fueron de manos las copas o quizás no, el caso es que terminé en un gran patio lleno de flores, no sé como llegué ahí pero ahí estaba, sin saber qué hacer ni a donde ir. No veía nada ni cerca ni lejos, sólo flores, decidí descansar allí hasta la mañana pero la lluvia no me lo permitía, así que caminé un poco a ver si conseguía alguien que me diera techo por esa noche. Después de caminar por un largo tiempo vi una pequeña casa de madera, parecía vacía así que entre, al entrar vi objetos muy pequeños, parecían juguetes y parecía que alguien los había estado usando; no le di importancia y me recosté en una pequeña alfombra, justo cuando estaba por dormir escuché una voz baja y aguda hablarme: "¿qué crees que estás haciendo?", abrí los ojos y no veía a nadie así que ignore la voz, pero esta insistía "te hice una pregunta ¿qué crees que haces aquí?" volví a abrir los ojos y note a un pequeñín sentado en una silla que creía que era de muñecas, lo mire callada fijamente y vi como se acercaban más y más hombrecillos como él, extrañada les pregunté por qué eran tan pequeños y que por favor disculparan mi mala educación.

Ellos decían no ser pequeños, decían que yo era gigante, no entendía nada pero de todos modos me presenté "No sé como llegué acá ni como me iré, tampoco sé donde estoy; me llamo Charlotte" todos se mantuvieron callados, entre ellos había uno pelirrojo, ojos azul celeste y algo robusto que llamó mi atención como reía, luego de escucharme se presentó "Me llamo Iñaki, todos ellos son mis hermanos y para que sepas, estás en La Villa Pulgar, te podría dar un paseo por La Villa si te quedas un tiempo" no entendía muy bien que estaba pasando, así que sólo asenté con la cabeza y lo seguí.

En el camino reímos y contamos historias, Iñaki y yo nos llevamos muy bien desde el comienzo hasta la llegada a La Villa, allí tomamos té juntos hablando de nosotros, a pesar de las diferencias teníamos mucho en común, como que ambos amábamos la música, cantamos juntos y sin darnos cuenta ya era de noche así que decidimos volver, de camino a su casa me ofreció quedarme con su familia el tiempo que estuviese en La Villa, yo acepté, al fin y al cabo no creía quedarme mucho tiempo. Al llegar no tuve que dormir en una alfombra como antes, la casa tenía una especie de patio techado que estaba junto a la habitación de Iñaki, allí pase la noche, hablamos hasta quedarnos dormidos, tenía miedo de hacerle daño por la diferencia de tamaño así que lo desperté y fue a su habitación.

Y así pasaron los días en La Villa, disfrutábamos mucho el estar juntos, solos él, la música, unas tazas de té, su piano y yo, él tocaba y cantábamos juntos, Iñaki me entendía como nadie nunca lo había hecho, poco a poco nuestra amistad se convirtió en amor, al menos por mi parte; suena imposible pero es cierto: estaba enamorada de un enano de un mundo paralelo. Cada vez sentía más romántico el ambiente cuando estábamos juntos, era mágico como las diferencias se borraban y eramos iguales, no acostumbraba a cantarle a nadie pero con él me sentía cómoda, sentía que por primera vez ser yo no sería un error. Yo soy diferente y él también, somos ambos diferentes, necesitaba decirle lo que sentía. Como de costumbre hablamos hasta el anochecer en el patio, le comenté que necesitaba hablar con él pero que no era el momento adecuado, así que decidimos hablar de ello la tarde siguiente tomando té como solíamos hacerlo, creo que Iñaki sabía de que quería hablar, lo sentí más especial que nunca.

Tal como lo planeamos lo hicimos, la tarde del día siguiente fuimos a tomar té juntos y allí le dije como me hacía sentir,  "contigo me siento igual pero a la vez especial, contigo me siento única pero a la ves una más del montón" -culminé- seguido de un momento silencioso en el que nos acercamos y comenzamos a compartir el mismo oxígeno, podía sentir su corazón latir cada vez más rápido entre más nos acercábamos, cerré los ojos y me besó.

No podía creerlo, me había besado con un enano, por más extraño que suene es de las mejores cosas que me han pasado en mucho tiempo pero ¿cómo podía ser? Estaba enamorada de un enano ¿es eso correcto? Dudo que sea incluso legal, no sé si sea correcto pero se siente bien y a la vez mal, sentir que conseguiste lo que realmente te complementa y no saber cuanto durará, Iñaki me comentó que debíamos irnos porque me tenía una sorpresa en casa, así que fuimos a la casa, dormimos y quedó en darme la sorpresa mañana.

La mañana siguiente fue como todas, Iñaki me dejo desayuno en el patio, pero esta vez venía con una nota con un beso que decía "te espero en el parque, ve temprano". Traté de alistarme lo más rápido posible, estaba emocionada, ¿quién lo diría? Estaba feliz por en enano, apenas estuve lista fui al parque, y allí estaba: mi amado enano, con una canasta y un mantel a cuadros, lo que tenía de detallista lo tenía de sencillo, me dijo "no será lo más lujoso que alguien ha hecho por ti, pero aquí está mi sorpresa, aquí estoy yo y aquí estás tú, no creo que necesitemos más".

Era cierto, estábamos los dos, no necesitábamos más, sólo el uno al otro, como siempre hablábamos y reíamos recordando nuestras experiencias, todo iba bien hasta que vino a mi mente lo que siempre venía cuando estaba con él, ¿cuánto más podría durar esto? Nadie me dijo que llegaría a este lugar, seguramente nadie me diría cuando me iría. No aguanté más, estallé en lágrimas y le dije que yo tenía otra vida de la cual no podría escapar para siempre, Iñaki como siempre sabía tranquilizarme, diciéndome que duraría lo que tendría que durar, me confesó que a él también le asustaba la idea de que todo acabara sin previo aviso, después de unos minutos callados, Iñaki sacó de la canasta una pulsera de flores que me había hecho y me dijo riendo "a decir verdad quería hacer un collar, pero tu tamaño me lo impidió, tenía que hacerte algo para que me recordaras, sé que soy pequeño y difícil de recordar, por eso te lo doy; espero lo uses siempre y te ayude un poco a recordarme".

Me coloqué la pulsera de inmediato, sinceramente no había planeado hacerle un regalo, así que le di mi anillo favorito, los dos prometimos nunca quitárnoslos y cerramos la promesa con un beso. Nos besamos por horas, él tenía todo lo que yo necesitaba, me recosté y él se acostó sobre mi, sentía su pequeño corazón palpitar junto al mío, era tan extraño pero bueno a la vez. El sol se puso, vimos el atardecer juntos y volvimos a casa, por más feliz que estaba el pensamiento miedoso de perderlo no se iba, Iñaki me notó preocupada y me dijo que estuviese tranquila, que esto no se acabaría tan fácil, que ni él ni yo podríamos permitirlo. Era todo tan irreal y mágico, tan extraño y perfecto, era lo que quería y lo que necesitaba, alguien que compartiera mis gustos y me comprendiera, alguien con el que me sentía cómoda. Esa noche no logré dormir muy bien, no me sentía del todo bien.

Al despertar estaba en un patio pero no era el de siempre... se me hacía conocido, pero no era el de Iñaki, busqué con la mirada y no vi la cabaña ni a Iñaki, no vi el desayuno ni la nota, ni tampoco sentí el beso de "buenos días", sólo vi flores mojadas y mi ropa de fiesta que había usado hace un tiempo, seguía mojada y estaba lloviendo, no podía ser: estaba en el patio que estuve antes de conocerlo. Estaba muy asustada y no entendía nada, exaltada corrí para llegar a la cabaña de Iñaki pero no estaba, estaba sola de nuevo y a lo lejos veía una fiesta, estaba confundida ¿había sido un sueño? Vi mi muñeca y tenía la pulsera de flores, pero no lo tenía ni a él ni a la Villa.

Caí en llanto, no podía ser, todo lo que temía perder lo había perdido, ya no tendría quien escuchara mis tonterías, ¿con quién iría a tomar té y reír durante horas? ¿Quién me despertaría con desayuno? ¿Existirá alguien que toque piano como lo hacía él? Lo había perdido todo. Y allí estaba, sola, llorando en un patio vacío bajo la lluvia, sin mi enano, ni té ni risas, sólo yo, mi tristeza y unos cuantos recuerdos. Ya no tenía a donde escapar ni a donde ir, sólo tenía el borroso recuerdo de Iñaki tomándome de la mano al caminar, tal como lo prometimos no lo olvidaré ni me quitare la pulsera, espero él nunca me olvide. Han pasado semanas, incluso meses, y las flores de mi pulsera siguen sin marchitarse, y el recuerdo de Iñaki sigue sin irse de mi.