miércoles, 13 de junio de 2012

La de la mala suerte.

Bueno, decidí comenzaré a escribir anécdotas quizás irrelevantes, pero de mi día a día en el blog. Como costumbre, entre más apurada y presionada estoy, más tardo haciendo las cosas y menos tiempo tengo, hoy en la tarde tenía que estudiar química, estudiar matemática, hacer tarea de redacción, ir a San Luis y volver a mi casa. Pero como es ley de vida, entre menos tiempo peor salen las cosas. Llegué del colegio temprano, tenía el resumen de química así que estudiaría apenas llegara, ¿adivinen qué? Llegue a mi casa y noté que lo perdí, por suerte me habían enviado un resumen así que no estaba tan mal, ¿adivinen qué? Estaba incompleto, tenía sólo un tema de aproximadamente cuatro.

Bueno, no importa, logré hacerlo rápido, claro, si rápido es que terminé a las tres de la tarde y a esa hora debía estar en San Luis; porque aparte de todo eso, tuve que pasar el documento a un pen-drive porque mi computadora simplemente no quería funcionar, después de lograr resolver dije que repasaría un poco antes de irme, cosa que si logré hacer, saliendo a las 3:15, lo que significa que ya por ahí había incumplido con el horario. Caminé a San Luis leyendo química en voz alta como una retrasada, tuve que subir San Luis a pie como siempre, lo cual para los que conocen San Luis, no es una subidita muy simpática, al llegar no habían empezado, así que me senté en una esquina a estudiar, para mi buena suerte comenzó a llover algo así como... no sé, ¿el diluvio quizás? Y se me mojó el resumen, no tanto pero se mojó.

Tuve que sentarme en el medio de la cancha a estudiar pero me distraía mucho con mis amigas así que me puse a hacer la tarea de redacción, tarea que creía era corta y sencilla, pero no, para nada, luego tuvimos que bailar y no terminé de hacerla y tampoco estudié química, el ensayo terminaba a las 4:30 y terminó un poco más tarde, se hicieron las seis de la tarde y yo seguía sin estudiar nada, así que me di cuenta que me tenía que ir a mi casa, detalle: no tenía como irme.

Así que, con la lluvia colosal, tuve que irme en carrito a mi casa, cosa que ya he hecho antes así que no era muy caótico, eso sí, llegaría demasiado tarde con el tráfico y la lluvia, bajé San Luis y esperé por el Metro Bus o carrito, realmente el primero que llegara y pasaron 10 minutos, 20 minutos... 30 minutos. Al pasar 30 minutos me di cuenta que estar parada empapándome 30 minutos había sido inútil y me fui caminando a Caurimare, teniendo la esperanza de conseguir algún transporte público que pasara, esperanza que fue bastante inútil porque no pasaron más que gente estúpida acelerando cuando ven a alguien en la acera y camioneros gritando "¡No te empapes 'goddita'!", "¿Te llevo reina?" y ese tipo de lindos piropos que caracterizan al camionero venezolano. No me quejo, de verdad que me encanta que me piropeen así y más cuando estoy molesta. Y sí, es sarcasmo. Tuve entonces que caminar directo a Chuao, mojando todo y cada uno de los hilos de mi ropa, destaquemos que tenía unos leggins los cuales tengo pegados a la piel y se siente excelente, es full cómodo. Y sí, de nuevo fue sarcasmo.

Para mi buena suerte, por el apuro a las 3:15 me puse los primeros zapatos que conseguí que fueron blancos, y adjunto a eso, no me puse medias, total que tenía una cómoda y cheverísima laguna en mis pies, caminando a Chuao estaba haciendo una coreografía y caminando para entretenerme, lo cual dejo de ser entretenido cuando tropecé con un señor que estoy casi segura que conocía. Ya tarde había sido lo suficientemente desastrosa, pero por fin estaba en la iglesia de Chuao, ya cuando estaba llegando a mi casa voltee la mirada para ver un carro que estaba prendido y sonó como cerraron los seguros, me sentí bastante mal, no tanto porque creyeran que los iba a robar o algo, sino por pensar qué parecía.

Luego pensé que pensaría yo si pasa una niña bastante grande de 1,67 caminando bajo la lluvia sola, con cara de molesta, con una camisa y unos leggins negros, un bolso y buscando algo su bolsillo (mis llaves) y me di cuenta que yo no habría cerrado los seguros... yo habría arrancado.

Y bueno, aquí estoy, me acabo de enterar que tengo que hacer un trabajo de inglés, no he estudiado química ni matemática, aún tengo tarea de redacción y estoy goteando y congelándome, pero necesitaba contar toda la experiencia religiosa que tuve que vivir hoy.


domingo, 10 de junio de 2012

El arte de vivir con lo que se tiene y se dejo de tener.

Tanto que contarte y tú con tan poco que decir, ¿cómo empezar? No me va muy bien en el colegio, química me es bastante difícil, el colegio sigue igual de aburrido y las materias igual de monótonas. Seguimos siendo el mismo grupo, a veces nos distanciamos un poco unos con otros, pero todo va bien. Por otro lado, en mi familia seguimos siendo tres y no creo que eso cambie, sigo teniendo una cama demás y quiero pintar mi cuarto.

Aún canto en la ducha aunque sé lo hago pésimo y de vez en cuando escucho como los del piso de abajo me mandan a callar, no sé que les pasa, no aprecian el talento. Tengo un blog que no mucha gente lee pero me encanta desahogarme en él, ¿recuerdas el cuento del indio? Lo tengo que transcribir pero creo que también lo publicaré allí, ¿tú qué dices? A mi no me convence pero creo que lo subiré, lo peor que puede pasar es que nadie lo lea.

Mi odio hacia los animales sigue y mis gavetas siguen igual de desordenadas, ¡pero hay algo nuevo! Ordené la mesa de mi cuarto y quedó excelente, ya no parece un campo de guerra al entrar. Donaré una ropa vieja que no usaba y coloqué cosas nuevas en el corcho, a veces te extraño y a veces simplemente no te recuerdo.

¿Cómo está tu mamá? Tiempo sin hablar con ella, lo último que escuché es que se iba a mudar a Canadá, tú sabes que me encanta Canadá, así que me parece excelente; me enteré lo de tu papá y no sé que creer, lo que me importa es que estés bien, por aquí todo marcha bien, no te mentiré diciendo que se ha mantenido así, pero digamos que todo se está encaminando. Por cierto, si me voy por humanidades, dudé segundos si irme por ciencias pero no, tú me conoces, sin duda prefiero humanidades.

No sé por qué no puedes responderme, o por qué me ves llorando sin decir nada, o por qué todo quedó a medias, lo raro del asunto es que no me molesta completamente, incluso la situación de no verte pero si sentirte me va funcionando. A decir verdad, por más irónico que suene, el venir a hablarte un rato, darte un regalo y sentirte sonreír se ha vuelto una necesidad, aunque nunca me digas nada y mantengas un silencio completo desde ya hace un tiempo.

y es que a decir verdad, hablarle a una parcela de tierra nunca había sido tan lindo.
Te ama siempre, Eugenia.
27.06.96 - 15-02.11