viernes, 16 de diciembre de 2011

El tren de por vida


Debo admitirlo, extraño todo: extraño tu apoyo, extraño estar cansada del mundo y hablarlo contigo, extraño que alguien dijera algo sobre mis gustos y tú le corrigieras, extraño sentir que alguien me conoce completamente, en fin, te extraño.

Extraño que te quedaras en mi casa y compitiéramos por ver quien se dormía primero, extraño que me prestes tu iPod en los recreos cuando no llevo el mío, extraño que me quites mis gomitas ácidas aunque sabías eran mis favoritas, extraño quitarte CriCri.
Extraño tu bufanda de rayas y tus converses de corazones, también tus medias antiresbalantes y tus pantalones rojos. Extraño tus carcajadas inoportunas e incluso tus malas caras.
Extraño ser pequeña y llorar porque me ganaste en un juego, extraño pelear hasta odiarnos y luego llamarnos en la tarde como si nada hubiese pasado.
Extraño el que existas extraño el que existamos juntas, lo único que no me gusta de ti, es que te extraño y te necesito.
Eres como esa parada del tren de la cuan no quería irme ni quería que se fuera de mi, llevo 15 años montada en este tren y estuve 8 años en la misma parada, creo que debo aceptarlo: ya tenía que irme. Tenía que despedirme de mi parada favorita, porque eso eres, mi parada preferida en este tren de por vida. Ahora estoy en una parada que no me gusta, no se parece en nada a la tuya ni tiene nada de lo que tenía tu parada, pero si algo aprendí es que no todas las paradas nos gustan, no todas son lindas, algunas nos gustan más que las otras pero eso es lo importante: de todas aprender algo.
Siempre quedan los recuerdos, siempre serás la parada del tren que más disfruté, la que más extraño y la que estoy segura que al final del viaje volveré a visitar.
Eras la que mas disfrutaba, eres la que más extraño y serás la que nunca olvide.
Gracias por todo y disculpa. 
a ti Andrea, mi parada favorita.
27.06.96 - 15.02.11